Son solo 4 movimientos, pero lo cambian todo.
Hoy quiero hablarte de emociones y en concreto de esas que no te gustaría tener.
Siento decirte que no vas a poder dejar de sentirlas porque todas las emociones son experiencias sensoriales que te adaptan a los acontecimientos de tu vida, aunque sí podrás hacer algo cuando las estés viviendo.
Ya sabes que tu cuerpo es el lugar donde se manifiestan.
Durante tu vida podrán darse momentos en los que no te sientas bien. Tal vez, no ocurra aquello que tú deseas o aparezca algo inesperado o tengas una discusión o una ruptura sentimental o la pérdida de un ser querido o un conflicto laboral o cualquiera otra circunstancia.
¿Qué puede aparecer durante estas experiencias?
- el miedo
- el enfado
- la tristeza
- la culpa
- la amargura
- la frustración
- la apatía
- la arrogancia
- la angustia…
¿Y qué haces cuando te sientes así?
Lo que hoy quiero contarte no requiere de grandes hazañas, ni saber de psicología o ser coach de programación neurolingüística, de echo solo requiere del conocimiento de estos 4 movimientos que te invito a que pongas en práctica porque te permitirán relacionarte con tus emociones y con cómo las sientes. Estos 4 movimientos lo cambian todo.
- El primer movimiento tiene que ver con la atención.
Cuando aparece una sensación desagradable que te hace sentir mal te dices: – ¡ya está ahí! ya se ha presentado. ¿Y ahora qué? –
La emoción está diseñada para que sea sentida, para que sea atendida. Solo así podrá terminar su movimiento. Atiende, mira, siente la emoción. Observa su movimiento en tu cuerpo. Obsérvala sin ponerle palabras, solo como si fueras un observador que está observando la emoción.
Cuando no miras la emoción la estás rechazando, por lo tanto, no puede terminar su movimiento. Y justo esto es motivo de sufrimiento, malestar o enfermedad.
- El segundo movimiento tiene que ver con la aceptación.
Acepta aquello que te esté ocurriendo, por muy doloroso que sea. Resistirte a lo que es, es motivo de sufrimiento y te convierte en una persona arrogante ante la vida. Es como si le dijeras a la vida: – ¡a mí esto no me tiene que ocurrir! –
Ríndete a lo que la vida te está mostrando. Recuerda que la vida es como es y no como quieres que sea.
- El tercer movimiento tiene que ver con la acción.
Rendirse a lo que es no significa no hacer nada. No significa ser pasivo frente a lo que te ocurre. Rendirse es aceptar lo que es, supone no pelearse con la vida.
Desde ese lugar de aceptación puedes realizar todas las acciones que consideres necesarias para cambiar algo en tu vida que debas cambiar.
La acción es necesaria para que los cambios ocurran.
- El cuarto movimiento tiene que ver con la toma de conciencia o el aprendizaje.
De aquello que has sido consciente durante los tres movimiento anteriores, lo que has aprendido.
Observa muy atento cómo respondes emocionalmente a lo que te sucede. Podrás comprobar los patrones con los que sientes tu vida porque ¡son siempre los mismos! Son patrones aprendidos y condicionados por tu pasado.
Te darás cuenta de que cuando atiendes la emoción y sientes su intensidad en tu cuerpo, llega un momento en el que esta sensación desaparece, y entonces, te invade la calma.
Cuando aceptas que las cosas son como son, dejas de pelearte con el mundo. Comienzas a conectar con tu humildad, comienzas a darte cuenta de que no tienes el control sobre lo que te sucede porque la vida es como es. Y la humildad es el antídoto frente a la arrogancia y la frustración que aparecen cuando te resistes.
Comprenderás que muchas veces la acción es no hacer nada y otras en las que la acción consiste en hacer todo lo necesario por cambiar la situación. Esa será tu decisión.
Te invito a que experimentes estos cuatro movimientos porque comprobarás cómo la relación con tus emociones te lleva a la calma, a una compresión de ti y de las experiencias, que va más allá de lo que te sucede.
Federico Cerrada. Te invito a experimentar una nueva realidad hacia el bienestar.
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