Aproximadamente, el 96% de las enfermedades (no comunicables) son adquiridas. Por lo tanto, son nuestros hábitos y comportamientos saludables o no, los que determinan nuestro estado de salud o enfermedad.
971 millones de recetas en el año 2019
El año 2019 ha concluido con un total de 971 millones de recetas (medicamentos) facturados por el Sistema Nacional de Salud. Lo que supone un gasto farmacéutico de 10.792 millones de euros. De esta manera el gasto farmacéutico continúa en la línea ascendente de los últimos 5 años.
Considerando que España tiene aproximadamente 47 millones de habitantes, a cada español le corresponde un consumo de 20,65 recetas (medicamentos) por año.
Son muchas las conclusiones que podemos sacar con estos datos, pero no es intención en esta publicación hablar de ello.
Pareciera como si el ser humano necesitara los fármacos para vivir con salud. Vivimos una medicina totalmente mecanicista. Por cada síntoma o enfermedad se prescribe uno o varios medicamentos. ¿Son hábitos saludables? No estaríamos aquí de no ser por las capacidades innatas de nuestros ancestros de sanar y reproducirse. ¿Acaso, las ballenas, las tortugas, los elefantes, las cebras o los leones consumen fármacos para sobrevivir? No. ¿Verdad? Viven adaptándose a su medio siguiendo un comportamiento evolutivo.
Nuestra genética, mediante su funcionamiento biológico, nos está adaptando constantemente a la vida, a la relación con nosotros y con los demás.
El cuerpo cambia su comportamiento biológico en la búsqueda de una solución
Como se ha mencionado en anteriores publicaciones, ante cualquier desafío, ya sea físico o emocional, el cuerpo cambia su comportamiento biológico en la búsqueda de una solución. Si el desafío no se resuelve, la fisiología del cuerpo se mantendrá en estrés crónico y esto dará lugar a síntomas y patologías.
El medio ambiente en el que vivimos y la forma de relacionarnos con nosotros mismos y con la vida, mediante nuestros hábitos, cambia la expresión de nuestros genes. Así podemos decir que tenemos un comportamiento para la salud y un comportamiento para la enfermedad.
Pongamos un ejemplo
Si ponemos el ejemplo de los ardores de estómago o los reflujos, pareciera como si la persona que sufre estos síntomas necesitara Omeprazol (uno de los medicamentos que se receta en estos casos) porque al tomar el Omeprazol, los síntomas remiten.
Los ardores o reflujos aparecen cuando la neurofisiología del duodeno cambia su funcionamiento. Y esto lo hará para adaptarse a una circunstancia.
En condiciones normales, cuando ingerimos un alimento, el estómago segrega unos jugos ácidos para comenzar el proceso digestivo. Estos ácidos pasan al duodeno, que convierte los ácidos en básicos, para continuar el proceso digestivo. Pero esto lo hace el duodeno, si puede hacerlo. En estado de estrés crónico ya sea físico o emocional, el duodeno pierde su función y ya no puede basificar la secreción ácida del estómago. Como la acidez generada en el estómago dañaría al duodeno, el cuerpo decide generar reflujo para expulsarlo.
Entonces, para volver a la normalidad fisiológica, la persona ¿necesita Omeprazol? o ¿necesitará dar solución al desafío mantenido en el tiempo?
La vida no nos ha hecho para necesitar fármacos. Necesitamos amor, comprensión, hidratación, de una óptima alimentación, de movimiento, descanso, contacto físico, paz, tranquilidad, al menos, como hábitos muy ligados a la salud y el bienestar.
Federico Cerrada. Te invito a experimentar una nueva realidad hacia el bienestar.
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